Unas palabras desde el corazón

Queridos amigos y amigas,
Os escribimos desde la asociación Ōriwa con el corazón en la mano, con el anhelo de compartir con vosotros nuestra pasión por la naturaleza y por la recuperación del entorno tras el incendio que lo asoló en el año 2022.

La naturaleza es un ser vivo que, como tal, sabe lo que hace. No cuestiona la bondad de sus acciones ni se detiene ante las adversidades. Cuando lanza una semilla, su propósito es que crezca un árbol, y aunque ese propósito se desvíe porque un animal se la coma, ella no se rinde, sigue adelante, sigue sembrando. Porque la naturaleza es sabia, porque sabe que cada pequeña semilla que germina es un triunfo para la vida.

Y nosotros, los miembros de la asociación Ōriwa, compartimos esa sabiduría. No cuestionamos si algo sirve o no, si es suficiente o insuficiente. Porque no importa cuánto tiempo le dediquemos, lo importante es la calidad de nuestra entrega, el amor que ponemos en cada acción, por pequeña que sea.

Porque cada pequeña acción es una semilla que plantamos en la tierra, una semilla que germinará y dará frutos en el futuro. Y si cada uno de nosotros planta una semilla, aunque sea solo una, si sumamos todas esas semillas, formamos un bosque, un bosque de esperanza, de amor por la naturaleza y por el futuro.

A veces nos parece que la tarea de dedicarnos a la asociación es titánica y que no disponemos del tiempo suficiente. Pero, como decía el poeta, cada minuto cuenta. Si cada uno de nosotros dedica tan solo un minuto al mes, al final serán muchos minutos que sumados marcan la diferencia. Incluso algo tan simple como darle “me gusta” a un mensaje de WhatsApp puede generar algo bueno para el grupo. Porque cuando unimos pequeñas acciones, creamos grandes cambios. Como el árbol que crece a partir de una pequeña semilla, la colaboración de cada uno de nosotros es vital para hacer crecer nuestra comunidad y recuperar el entorno que tanto amamos. Sigamos sembrando juntos estas semillas de esperanza y trabajemos juntos para crear un futuro mejor para todos.

Os pedimos que os unáis a nosotros en esta tarea de recuperación del entorno, que nos dejéis sembrar juntos estas semillas de esperanza. Que no dejéis que la negatividad, el desánimo o el desaliento os consuman, que no dejéis que el fuego que arrasó nuestro entorno lo haga también con vuestros corazones.

Porque, como decía el poeta: “No hay nada más hermoso que una semilla que germina, que un corazón que late al unísono con la naturaleza. Porque en ese latido, en esa semilla, se encuentra la esperanza, la fuerza y la vida.”

Colaborar, asistir a las reuniones, preguntar por las cosas, son semillas importantes para que nuestros pueblos germinen con fuerza. Cada pequeño gesto es una gota de lluvia que cae en la tierra reseca, un canto de esperanza que resuena en el valle, una flor que se abre en el camino.

Porque cuando unimos nuestras fuerzas, cuando nuestras manos se juntan y nuestros corazones laten al unísono, se produce un milagro: el milagro de la vida que surge de las cenizas, de la luz que brilla en la oscuridad, de la esperanza que brota en el desierto.

Así que os animamos a sembrar, a regar, a cuidar cada semilla que hemos plantado juntos. Porque esa semilla puede ser la que dé vida a un árbol, a un bosque, a un pueblo. Y como Lorca dijo: “La vida es una semilla que germina, una flor que florece, un árbol que da sombra. Y nosotros somos los jardineros que debemos cuidarla y hacerla crecer.”

Con todo nuestro amor y gratitud,

La asociación Ōriwa.

 

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