Los incendios forestales pueden verse como un problema ambiental que provoca daños económicos, sociales y altera el medio natural. Pero algunos pensamos que los incendios -el fuego- es parte de la naturaleza y los humanos lo hemos domesticado a lo largo de la prehistoria como cazadores-recolectores, y luego como agricultores. El fuego ha estado con nosotros siempre, y con la Tierra desde hace 400 millones de años. El fuego es clave para definir la humanidad. Por ello, proponemos que después de un incendio forestal, las comunidades rurales afectadas se recompongan de la catástrofe y desarrollen actividades en común que por una parte ayuden a la restauración del ecosistema quemado y por otro contribuyan a estructurar la sociedad impactada por el drama del fuego. Si esto se hace bien, transformaremos la tristeza de incendio por la alegría de la restauración. Y además nos servirá para conocer mejor nuestro medio, la naturaleza, y nuestra comunidad, la sociedad en la que vivimos. Si tuviera hoy que poner un ejemplo de cómo se transforma el impacto negativo del fuego -que suele dejar en shock una comunidad- en actitud positiva, integradora, colaborativa y entusiasta me viene a la mente un movimiento social único: ORIWA. De las cenizas han conseguido hacer un proyecto educativo, ambientalista, social, integrador…… y el negro del fuego se ha transformado en el verde de la esperanza.
 
 
Professor Artemi Cerdà
Soil Erosion and Degradation Research Group
Departament de Geografia. Universitat de València. Blasco Ibàñez, 28, 46010-Valencia. Spain